jueves, 18 de julio de 2013

Un día como hoy

Una noche como hoy, hace 4 años, escribía una entrada en blog, en una situación completamente distinta a la que estoy ahora pero de mismas circunstancias.

Hace cuatro años, estaba también cerca del mar, con un cigarrillo en la mano, con una noche sin luna y una canción de Sabina. También me sentía devastado y confuso con mi vida.

 Es curioso pensar en cómo ha cambiado mi vida después de aquella entrada. La carrera que en aquellos momentos comenzaba a entrever, ahora está terminada. Antes no le temía a la muerte, ahora lo hago porque me ha tocado más de cerca.Lo que antes era tabaco, ahora es marihuana. Antes me sobraba respirar, ahora lo ansío. Y la vida, aunque dura, me ha hecho madurar, pero no volverme más fuerte que ella.

 En este tiempo he aprendido a (sobre)vivir, a respetar, a añorar, a abrazar, a sentir, a llorar, a creer, y sobre todo, a AMAR. Me he dado cuenta que la mayoría de las letras de las canciones son verdad, que amar duele, pero también recompensa. Que amar duele, pero te enseñar a valorar a los demás. Que amar duele, pero también te cura. Que amar mata, pero también te da vida.

 Para mí es un momento en el que amar, duele, mortifica y embelesa. En el que sin amor, mi vida sería más fácil. En el que sin la persona amada, siento que está vacía.
 Tantas veces ha sido el amor la causa del odio, de la mentira, de la soledad. Tantas, que a pesar del dolor, creo que debo hacer como hace años y romper una lanza en favor de este motor que nos mueve a todos.

 Es muy difícil olvidar a la persona a la que amas. Ya sea un amigo, un familiar, o la persona con la que desearías haber compartido tu vida entera. Porque aunque la intentes borrar de tu mente y alejar de ti, sigue ocupando un sitio en tu corazón. Si la intentas echar, sólo encontrarás dolor. Si la intentas olvidar, dejarás de sentirla, hasta el momento en el que la recuerdes, que volverá con más fuerza aún.
Acéptala, y guárdala esa pequeña parcela en tu corazón. Se la merece.

 ¿Y por qué se la merece, si me ha hecho sufrir? Pues porque también te ha enseñado la lección más valiosa que puedes aprender en esta vida: que eres capaz de amar, de dar tu vida por la de otra persona, que eres capaz de sentir. Y es una lección que nunca se olvida, por más que intentemos hacerlo.

 También es el camino más duro. Existen otros, más sencillos, como el odio, la rabia o la ira. Nadie que te ha entregado esa lección merece ser odiado.
 Así que aceptarlo, llevadlo con vosotros y que ocupe el lugar que merece.

Y por encima de todo recordad algo que os ayudará a seguir adelante:
"Nadie me va a querer más, que yo mismo."