lunes, 27 de julio de 2009

Algo más que un relación...

... dada por sensaciones que van más allá de la simple onda de los sentimientos o el dulce olor de lo puramente carnal, es el intenso sabor del deseo puesto sobre bocas sedientas de un agua que muchos se prohibieron beber.

La oscuridad, envolviendo nuestros cuerpos, dando al lugar ya de por sí un aura tórrida en la que desvancerse junto a otros, se introduce por las mejillas cargándolas de una inhibición intrínseca a las propias raíces de la tradición, que no sabe que ha criado unas ramas que ya no comparten las convicciones antaño válidas, y consiguen retomar unas que ya en tiempos antiguos se lograron superar.

Unos labios, henchidos en sangre, tersos, pasean por la carne que rodea la oreja, dando así al poseedor sensaciones que no creía posibles, elevando su libido al mismo tiempo que nota su cuerpo cambiando ante la presencia de una alma enredandose en la suya propia. La ropa, como la carne, no deja de ser un estorbo, asi que es retirada para que los finos hilos color azul electrico, apostado en su lengua, recorran cada centímetro de la piel del otro, llenando cada espacio de inseguridad y timidez con la deshinbición que solo la unión puede despertar. Alzando los ojos al techo, un suave gemido sale de la garganta, una nuez que sube y baja mientras la temperatura aumenta, los poros transpiran y unas manos abrazon el pecho desnudo, acariciandolo con lujuria, notando cada centímetro de piel en la que se podrían representar más de mil melodías que estaría encantado de escuchar, pero que solo oye una, y es la melodía de un corazón que sabe lo que viene a continuación.

Labios contra labios, uniendo ambas respiraciones, y siendo una sola persona, se unen en un abrazo eterno que aunque acabe, nada podrá borrar el rastro indeleble que deja la pintura del deseo en su corazón.





Fueron uno.